Cuando no puedo dormir.
Cuando no puedo dormir es mi momento favorito para escribir. Quizá no sea la mejor receta para el insomnio, pero sí para las musas.
A veces, es una frase surgida casi al azar. Un verso perdido que hace que encuentre el camino para componer, para crear algo nuevo. Siempre sin planificar, por la magia de lo espontáneo. Siempre sin corregir, pues las primeras impresiones son las mejores.
Pero los mejores textos son aquellos que escribo con un nudo en la garganta y otro en el estómago. Cuando algo me perturba, me mantiene despierta, se enquista en mi cabeza y ningún bisturí puede extraer. Cuando sé que algo me está arañando el alma y creando una de esas heridas que no se pueden coser sin dejar marca.
Entonces, ahora, es cuando sé que debo escribir.